martes, 16 de febrero de 2016

Ser mujer, pobre y trabajadora en Ciudad Juárez

En el Paso del Norte, Ciudad Juárez concentra una numerosa clase trabajadora. Las mujeres son parte fundamental de este joven proletariado.


Juárez es la ciudad más grande del estado de Chihuahua y cuenta con más de 1 millón 300 mil de habitantes, la gran mayoría de ellos provenientes de otros estados del país y que llegaron hace años en busca de trabajo y/o con la esperanza de cumplir el llamado “sueño americano”.
Entre esta multitud de personas destacan cientos de miles de mujeres, que constituyen casi el 50% de la población según datos del INEGI. La mayoría de ellas vienen o son parte de familias que emigraron desde lejanos pueblos y ciudades, sectores populares y campesinos que decidieron recorrer grandes distancias impulsadas por el anhelo de un trabajo digno que les permitiera salir adelante.
Estas mujeres son madres solteras y jefas de familia, que viven en la periferia marginada de la ciudad y que han nutrido por miles las líneas de producción en las maquiladoras. Fue a finales de los 80’s y principios de los 90’s, cuando se dio un salto en su integración masiva al trabajo asalariado. Esto ha sido un factor importante para convertir a la ciudad en un paraíso de las empresas nacionales y extranjeras, debido a que encuentran en ellas una fuente de jugosas ganancias, utilizándolas como mano de obra barata y calificada.
Dentro de las maquilas no sólo han tenido que soportar extenuantes jornadas laborales a cambio de salarios miserables, sino también el acoso sexual y laboral constante por parte de jefes y supervisores. Como si esto no fuera suficiente al salir de sus centros de trabajo, se tienen que enfrentar a múltiples expresiones de violencia, en donde se conjugan su condición de género y su pertenencia de clase.
Son precisamente estas mujeres pobres y trabajadoras las que en las últimas décadas han sido blanco de una violencia extrema en su contra. Secuestros, tortura y explotación sexual, cuerpos de mujeres trabajadoras, mismos que en muchas ocasiones son descuartizados o mutilados, presentando estrangulamiento, tortura y violación sexual.
Juárez una historia de violencia contra las mujeres
Juárez es conocida internacionalmente como la ciudad del feminicidio y la desaparición de mujeres. Es la ciudad en donde la barbarie capitalista ha mostrado su rostro más cruel sobre los cuerpos de mujeres jóvenes, niñas, pobres y trabajadoras. El fenómeno del feminicidio se ha profundizado en esta ciudad fronteriza desde hace más de 20 años, como expresión final y máxima de una cadena de violencias estructurales, que atraviesan todos los ámbitos de la vida cotidiana de las mujeres: desde el ámbito personal hasta el político.
En 2007 esta ciudad fue también el escenario de la sangrienta guerra iniciada con el programa “Todos somos Juárez”, diseñada por el expresidente Felipe Calderón Hinojosa. La llamada “guerra contra el narcotráfico” en la entidad derivó en el asesinato de más de 10 mil personas, y un espeluznante despunte del feminicidio, las desapariciones de mujeres y las redes de trata en el municipio.
Una nueva clase obrera
A la par de todas estas adversidades y aterradores escenarios, Juárez se ha desarrollado como una nueva ciudad cosmopolita y con una considerable expansión industrial, que se ha profundizado en las últimas décadas. A este proceso le acompaña la conformación de una nueva y joven clase obrera industrial, compuesta en buena medida por mujeres y jóvenes trabajadoras. Son ellas las que ocupan los trabajos más precarios, con salarios por debajo de sus compañeros varones y sin las mínimas prestaciones para cubrir sus necesidades más básicas; y las que al mismo tiempo comienzan a alzar la voz contra los abusos y la explotación patronal.
A pesar de esta compleja contradicción y pese al difícil escenario político, esta ciudad también está siendo el espacio en donde la clase obrera mexicana comienza a hacer nuevas experiencias de lucha. Desde mediados de 2015 comenzó un movimiento de lucha en diferentes maquilas de la ciudad, que exige el derecho a sindicatos independientes y aumentos salariales para los y las trabajadores.
Estas luchas vienen siendo encabezadas por mujeres obreras –en su mayoría jefas de familia-, que exigen también el fin del acoso sexual y laboral en los centros de trabajo por parte de los jefes y patrones. En pocos meses este movimiento ha avanzado cualitativamente: lo que comenzó como un plantón en la maquila de Scientific Atlanta, se expandió a otras maquilas como Eaton Bussines, Comscope y Lexmark y a principios de 2016 las trabajadoras y trabajadores en lucha decidieron participar de la vida política de la ciudad, aspirando a conquistar una candidatura obrera independiente.
La lucha apenas comienza. Las obreras y obreras de Ciudad Juárez están haciendo historia y la suerte de su movimiento todavía no está escrita. Avanzando en un camino que puede llevarles de demandas sindicales a peleas políticas, la experiencia de las obreras y obreros en lucha en Ciudad Juárez puede ser el síntoma de una nueva subjetividad gestándose en el seno del movimiento obrero, al calor del profundo y contradictorio desarrollo industrial del país y de la frontera norte.