martes, 8 de febrero de 2011

Una reflexión en memoria de Jesús Alfredo, víctima inocente de una guerra que no termina ni resuelve nada

Marisela Ortiz

No podemos combatir la violencia con más violencia…

La mala aplicación de las leyes, la corrupción, la impunidad, la inútil militarización, la pésima estrategia de combate al narcotráfico, etc., aunado a la soberbia de Felipe Calderón presidente de México, que no acepta ni corrige su política equivocada, además de otros miles de problemas en el país en los últimos tres años, han dejado una estela de sangre y dolor en esta y otras comunidades mexicanas donde los supuestos embates del crimen organizado han modificado de manera negativa la vida de muchas familias que habitamos Ciudad Juárez, hasta hace algunos años la llamada mejor frontera de México.

Esta violencia está impactando a todos los sectores, pero lo más sensible es que los llamados daños colaterales llegaron también a lo social, donde cientos de familias hemos perdido uno o varios de nuestros seres queridos, decenas de hijxs han quedado huérfanxs, padres y madres han perdido y han visto cómo las balas asesinas terminan con la vida de sus hijxs.

El estado de cosas ha llegado a extremos, afectando la seguridad, la salud física y emocional, la economía, la estabilidad y las garantías para todxs lxs habitantes de esta frontera mexicana, que sobrevivimos sin vivir.

Hago hoy esta rápida reflexión porque no dejo de sentir por las miles de familias inocentes afectadas por esta condición en que nos coloca esta manera errada de combatir los males que afectan a nuestro país, y porque en este día precisamente, de no ser porque la violencia también tocó las puertas de mi familia… hoy estaríamos festejando por su cumpleaños a mi yerno y compañero de lucha Jesús Alfredo Portillo, y no sufriendo su ausencia desde hace más de un año cuando el 29 de noviembre de 2009 fue cobardemente asesinado por la espalda aparentemente por miembros de la policía y del ejército mexicano cuando trabajaba honestamente.

Con mi enorme y ferviente deseo de que a través de la lucha podamos modificar el estado de cosas para nuestra comunidad y nuestra gente, para finalmente encontrar la paz que como seres humanos necesitamos, manifiesto aquí el profundo dolor que ha dejado a mi familia el asesinato de Jesús Alfredo y de otrxs miles de inocentes que a causa de un mal gobierno han perdido la vida, y nos solidarizamos con las familias afectadas por esta absurda guerra que no ha servido para combatir la delincuencia, organizada y no organizada, pero que ha enlutado los hogares de gente inocente.

Elevo una oración por el descanso de Jesús Alfredo y el de las otras muchas personas víctimas inocentes cuya ausencia dejará un dolor para siempre en nuestros corazones….

Con todo el amor para ti, Alfred, descansa en paz….

Mucho amor para ti Alfred, por un cumpleaños más que no podremos festejar juntos...

Secuestran en Ciudad Juárez a dos hermanos y una cuñada de activista

Josefina Reyes fue asesinada por rechazar la militarización


Ayer lunes en el valle de Ciudad Juárez, Chihuahua, fueron secuestrados dos hermanos y una cuñada de Josefina Reyes, activista contra la militarización del estado asesinada en enero de 2010, lo mismo que su hermano Rubén, siete meses después.



Sin dar más detalles, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) dio a conocer que Malena y Elías Reyes, así como la esposa de éste, fueron bajados de su vehículo cuando circulaban por el poblado Reforma del municipio de Guadalupe, y llamó a una amplia movilización para exigir al gobierno su reaparición.



En un comunicado que se distribuyó por correo electrónico y repercutió de inmediato en las distintas redes sociales de Internet, el colectivo anexó un documento en el que Marisela Reyes Salazar señala que desde los asesinatos de su sobrino Julio César Reyes, en 2009, y los de sus hermanos Josefina y Rubén –ocurridos un año después– el hostigamiento contra la familia “no sólo persistió, sino se incrementó”.

En el escrito, fechado el 26 de enero pasado, manifiesta que Josefina murió a manos de “agentes del Estado” luego del homicidio de su hijo Julio César, y tras ambos crímenes tuvo lugar el de Rubén, el 16 de agosto de 2010, pero la saga continuó y a principios de año fue incendiada la casa de su hermana Ruth. “Todos estos hechos continúan en la impunidad”, añade Marisela Reyes en el escrito que dirigió a la Secretaría de Educación de Chihuahua para demandar su cambio de plaza como trabajadora del Colegio de Bachilleres a fin de sobrevivir a la persecución.